¡Soy Sonia!
¡Hola! Me llamo Sonia, y al echar la vista atrás puedo ver con claridad que siempre he querido ser profesora, no tenía muy claro de qué, pero desde pequeña tuve claro que enseñaría en un aula. Cada día colocaba a todas las muñecas en círculo y les enseñaba lo que aprendía en el cole, así que me puedo considerar una afortunada. Mi profesión es mi vocación.
Estudié en la Universidad de Valencia (una ciudad preciosa en el mar mediterráneo donde nací y crecí) y allí me licencié en Filología Hispánica y, más tarde, en Filología Italiana. Después de esto me seguí formando como profesora de español y trabajando en diferentes ciudades como Génova, Barcelona, Salamanca o New York. Me enamoré de todos estos lugares e hice amigos que siempre llevo conmigo.
Adoro mi profesión porque me ha permitido viajar, conocer gente diferente que me ha abierto la mente y cambiado por dentro. Ahora trabajo de manera Online y sigo con el mismo amor por mi profesión, soy feliz cada vez que enciendo la pantalla y conecto con alguno de mis estudiantes, se abre cada vez una ventana a un mundo nuevo.
Estudié en la Universidad de Valencia (una ciudad preciosa en el mar mediterráneo donde nací y crecí) y allí me licencié en Filología Hispánica y, más tarde, en Filología Italiana. Después de esto me seguí formando como profesora de español y trabajando en diferentes ciudades como Génova, Barcelona, Salamanca o New York. Me enamoré de todos estos lugares e hice amigos que siempre llevo conmigo.
Adoro mi profesión porque me ha permitido viajar, conocer gente diferente que me ha abierto la mente y cambiado por dentro. Ahora trabajo de manera Online y sigo con el mismo amor por mi profesión, soy feliz cada vez que enciendo la pantalla y conecto con alguno de mis estudiantes, se abre cada vez una ventana a un mundo nuevo.
Mis andaduras
Nací en Valencia, una ciudad al este de España conocida por su luz, su tranquilidad y la amabilidad de sus gentes. Un lugar donde cualquier visitante desea siempre dejar una parte de él que no se mueva de allí jamás. Es aquí donde pasé mi infancia entre clases de gimnasia rítmica, libros y cuadernos de dibujo.
Finalmente, la pasión por los libros ganó al dibujo, así que entré a la universidad donde estudié Filología Hispánica y Filología Italiana, además del actual Máster de Pedagogía. Nada más acabar mi primera carrera entré como voluntaria en un centro de ayuda a inmigrantes donde empecé a dar mis primeras clases. Aquello fue toda una experiencia (imaginad clase de hasta cuarenta estudiantes y más de siete nacionalidades) que me formó en un tiempo exprés y que me hizo darme cuenta de que la pasión que yo sentía por la enseñanza no era algo que fuera a apagar el tiempo.
Tras unos años trabajando en esta y otras ONGS y academias me embarqué rumbo a Italia donde tuve el placer de trabajar muy feliz en un instituto de formación profesional para el turismo en la siempre bella ciudad de Génova. Tras mi experiencia itálica volví a España donde trabajé en diferentes ciudades como Barcelona, Madrid o Salamanca con estudiantes de secundaria internacionales.
Con el gusanillo desde hacía años de ver la Gran Manzana me mudé allí durante algún tiempo para trabajar como coordinadora de varios programas de inmersión en el español. Después de dejar la Gran Ciudad, volví a mi tierra para estar más cerca de los míos y donde formé una bonita familia.
Y aunque desde hace muchos años doy clases en línea que compatibilizaba con un trabajo como profesora de español a refugiados en una escuela, en el último año he decidido hacer que las locas ideas de convertirme en profesora exclusivamente online no sean locuras sino realidades. Por ello he creado materiales exclusivos para mis alumnos en línea, adaptados a las necesidades que este tipo de aprendizaje requiere, con audios propios, y personalización de actividades. Materiales y clases llenas de emoción y de aprendizaje significativo. Soy una persona alegre y pizpireta (adoro esa palabra que dicen que me define) y me encanta llevar toda la energía que tengo a mis clases. Crecí haciendo que mis muñecas jugasen a ser estudiantes y profesoras; ahora, de adulta no concibo otra manera de vivir y ser feliz que no pase por un aula (aunque esta sea virtual).
Finalmente, la pasión por los libros ganó al dibujo, así que entré a la universidad donde estudié Filología Hispánica y Filología Italiana, además del actual Máster de Pedagogía. Nada más acabar mi primera carrera entré como voluntaria en un centro de ayuda a inmigrantes donde empecé a dar mis primeras clases. Aquello fue toda una experiencia (imaginad clase de hasta cuarenta estudiantes y más de siete nacionalidades) que me formó en un tiempo exprés y que me hizo darme cuenta de que la pasión que yo sentía por la enseñanza no era algo que fuera a apagar el tiempo.
Tras unos años trabajando en esta y otras ONGS y academias me embarqué rumbo a Italia donde tuve el placer de trabajar muy feliz en un instituto de formación profesional para el turismo en la siempre bella ciudad de Génova. Tras mi experiencia itálica volví a España donde trabajé en diferentes ciudades como Barcelona, Madrid o Salamanca con estudiantes de secundaria internacionales.
Con el gusanillo desde hacía años de ver la Gran Manzana me mudé allí durante algún tiempo para trabajar como coordinadora de varios programas de inmersión en el español. Después de dejar la Gran Ciudad, volví a mi tierra para estar más cerca de los míos y donde formé una bonita familia.
Y aunque desde hace muchos años doy clases en línea que compatibilizaba con un trabajo como profesora de español a refugiados en una escuela, en el último año he decidido hacer que las locas ideas de convertirme en profesora exclusivamente online no sean locuras sino realidades. Por ello he creado materiales exclusivos para mis alumnos en línea, adaptados a las necesidades que este tipo de aprendizaje requiere, con audios propios, y personalización de actividades. Materiales y clases llenas de emoción y de aprendizaje significativo. Soy una persona alegre y pizpireta (adoro esa palabra que dicen que me define) y me encanta llevar toda la energía que tengo a mis clases. Crecí haciendo que mis muñecas jugasen a ser estudiantes y profesoras; ahora, de adulta no concibo otra manera de vivir y ser feliz que no pase por un aula (aunque esta sea virtual).
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